STEPHEN HAWKING
A diferencia de otros decesos, que entristecen, el de Stephen Hawking nos inspira a celebrar una vida increíble en la que el espíritu, la tenacidad, y la curiosidad humanas lograron vencer las cadenas de las restricciones físicas. Pero si simplemente nos remitimos al aplauso masivo o nos fascinamos con alucinaciones de lejanos agujeros negros no entenderemos mucho más de lo que Homero Simpson comprende. Todos somos Hawking, de un modo u otro si a discapacidades nos limitamos. Podríamos indagar en los casos más extremos. ¿Cuántos genios en potencia de cinco años habrá que no tienen proteína para el cerebro, por ejemplo? ¿Y no es lisiado acaso aquel que teniendo todas las posibilidades a su alcance dedica su vida a encontrar la sexta estrella no en los confines del universo como Hawking, sino en el hotel perfecto al que otros no pueden acceder? Quizá el simple mensaje interterrestre de Hawking es que la vida es un gran privilegio aunque nunca lleguemos a alcanzar esa cumbre imposible. RIP, Steven Hawking, las estrellas brillan hoy más intensamente.
Leonardo Peusner
leonardo.peusner@gmail.com
UNA INJUSTA REALIDAD
No se cómo titular esta carta. Un matrimonio joven de profesionales amigos recibió una oferta laboral y pidió mi opinión sobre qué decisión tomar. Me encontré en la dolorosa situación de recomendarles que no desperdicien la oportunidad de ir a vivir a Australia. Después de más de 30 años de trabajo profesional y casi 60 años de edad, con la esperanza de cambios de rumbo en el desarrollo de nuestra provincia y del país, les aconsejé que se vayan y críen sus hijos en un lugar mejor, sin agua de cloacas ni basurales en las calles, donde sus hijos puedan disfrutar de andar en bici tranquilos, con seguridad y sin miedos, ir a la escuela y crecer en un ambiente normal, como ciudadanos se sientan contenidos, respetados, que se cumplan normas básicas de convivencia, sin corrupción extrema y con estabilidad económica y les permita proyectar su vida y la de su prole. Es duro el desarraigo pero es peor llegar a los 60 años, con más de 40 de trabajo y seguir en la incertidumbre, la inestabilidad económica y emocional, como la desilusión permanente que provocan la injusticia y la inequidad. Si se quedan, ¿cómo explicarán a sus hijos la injusta realidad que todos los males pasan por la impudicia de los dirigentes responsables y falta de justicia verdadera? ¿Cómo explicar que en una provincia inundada de basurales y líquidos cloacales, con agua potable de dudosa calidad, tremenda contaminación ambiental, educación pobre, inseguridad sin límites, etcétera? ¿Cómo explicar que se realizarán obras faraónicas costosas que no son prioritarias, sin solucionar los problemas básicos que aquejan a la sociedad? ¿Cómo explicarles que los responsables son los mismos dirigentes, jueces y gobernantes que están hace más de 25 años y que seguirán en el poder, prometieron, salud, educación, equidad, justicia, etcétera? Son los mismos a lo que “no les entran las balas”, ni las críticas, ni la vergüenza, simplemente no les importa, mientras sigan haciendo negocios y enriqueciéndose, conservando un poder ensuciado por maniobras fraudulentas y clientelares, que les han permitido mantenerse en esos lugares que los eximen de ser castigados y se ríen de los ciudadanos. ¿Cómo explicar a sus hijos que si no aprovechan esta oportunidad quedan condenados a vivir en un país y sobre todo una provincia impúdica, corrupta, sucia, maloliente, insegura? Es muy triste escribir esto, pero es lo que sentí.
Luis Ernesto de Chazal
mvluisdech@hotmail.com
DÍA DEL PEATÓN
El jueves pasado (15/3), en la Argentina fue el Día del Peatón y en nuestra provincia pasó prácticamente desapercibido. Oportunamente, la Agencia Nacional de Seguridad Vial declaró que el tercer jueves del mes de marzo de cada año sea dedicado al peatón, con el objeto de promover, por parte de los conductores de vehículos, el respeto de los derechos que tienen los peatones, que es el de transitar con seguridad por la vía publica. Según el Diccionario: Peatón/na: persona que camina o anda a pie, en contraposición a quien va en vehículo. El artículo 38 de la Ley 24.449 (de Seguridad Vial), en los puntos a), b) y c), indica por dónde y cómo deben desplazarse los peatones. Es conocida la vulnerabilidad de ellos y en un choque o colisión con un vehículo (aún el más liviano), con mayor probabilidad se llevará la peor parte. Todos, en algún momento, somos peatones y al serlo desde pequeños nos olvidamos que el convivir con la motorización creciente en las ciudades, pueblos, rutas y caminos, representa un desafío, que no por ser cotidiano es inocuo. Según los estudios de la accidentología vial, para un peatón atropellado, la probabilidad de sufrir heridas mortales ocurre cuando el vehículo que lo impacta se desplaza a velocidades superiores a los 25 km/h. Un caso especial son los niños peatones, ya que al coincidir la altura del frente del vehículo, con el centro de su cuerpo, se ven comprometidos casi la totalidad de sus órganos vitales. Es fundamental que las personas que transitan por la vía pública reconozcan los riesgos y la consigna: ver y ser vistos es fundamental para evitar los accidentes de tránsito. Como estos hechos ocurren en la vía pública, el Estado debe contar con una política vial, educación permanente y controles eficaces y eficientes. Lo que hay que lamentar es que en nuestra cultura, cuando se habla de políticas públicas de transporte y seguridad en el tránsito, se piensa únicamente en los vehículos y el camino, pero casi nunca los peatones son tenidos en cuenta. Toda una asignatura pendiente, si de veras nos interesa la vida humana.
Juan Francisco Segura
Pasaje Baaclini 675
San Miguel de Tucumán
FE DE ERRATAS.
En la edición de ayer, por error, la columna “El regreso de la impunidad” aparece firmada por Roberto Delgado, periodista de LA GACETA. Como la foto lo indica, corresponde a Joaquín Morales Solá, de La Nación. Pedimos disculpas a los lectores.